LEYENDAS

En todos los países del mundo existen leyendas y tradiciones que han sido transmitidas de padres a hijos, llevadas o traídas por viajeros y conquistadores y que al fundirse con las nativas nacen otras tantas, perdiéndose en el tiempo el verdadero origen y motivo de las mismas. El Soconusco no es la excepción, aquí encontramos muchas historias que cada vez escuchamos menos debido, probablemente, a que hemos sido absorbidos por el ritmo de la vida moderna.




EL CADEJO

Dice la leyenda que El Cadejo es un chivo grande y negro, de cabeza blanca y ojos de fuego que por las noches interrumpe el paso de quienes caminan en solitario a altas horas de la noche, principalmente borrachos. Se paraba en sus patas traseras, poniendo las delanteras sobre el pecho de la víctima haciéndolo suspender la marcha. Desaparecía si el perseguido pedía auxilio o si se acercaba otra persona.

Una variación de la leyenda cuenta que se trata de un perro color negro con ojos como brasas ardientes que aparece acompañando a las personas que camina solas por las noches. Si este ser no es agredido tampoco agrede y sólo se limita a servir de compañía. Si la persona se atemoriza y pierde el valor, también pierde el alma.

El cadejo se ha llegado a enfrentar con perros bravos de las casas en donde suele aparecer, siendo sus favoritos los blancos. Se trenza con ellos en feroz combate y, sin importar el número, siempre resulta triunfador. Los perros revolcados por el cadejo mueren al poco tiempo. Lo mismo le sucede a aquella persona que tenga el valor de enfrentarlo, si no muere en combate, morirá más tarde con fiebre y alguna enfermedad misteriosa.

                                          Figura 16 " El Cadejo"
                                            Fuente www.panajachelenses.com/blog/tag/cadejo/

EL ZTIPE O ZIPE

Según la tradición se trata de un niño de raza negra con los pies hacia atrás, que aparece principalmente en los depósitos de carbón o cerca de los hornos de pan. Sus travesuras consisten principalmente en hacerse perseguir por la gente sin poder ser alcanzado. Se cuenta que si alguien lograba atraparlo y amarrarlo, de un momento a otro desaparecía con la rapidez de un relámpago o se convertía en un puñado de basura, que la gente burlada quemaba con la esperanza de ahuyentarlo.

El zipe gusta de jugar con niños, comer carbón y relacionarse amistosamente con jovencitas a quienes despierta arrojándoles trozos pequeños de palo o piedritas para no dañarlas. Una jovencita que sea amiga del zipe se reconoce fácilmente porque termina pronto con sus labores, ya que él le ayuda.

Si la noche es joven, hay buena luna y niños jugando en la calle, es probable que el zipe aparezca.

EL DUENDE

La diversión principal de este ser era la de hacer travesuras a personas o familias enteras. Su aspecto era el de un joven de raza blanca que podía aparecer a cualquier hora, principalmente en la oscuridad, a la hora de la oración. Se dice que al simpatizarle una persona la perseguía tenazmente rondando la casa o en el interior causando destrozos a su paso. Volteaba los recipientes con comestibles, cortaba los tendederos de ropa, apagaba las luces, apagaba el fuego de los cocinas o arrojaba estiércol sobre las personas o viviendas.

El duende era enamorado y perseguía a las mujeres bonitas. Se cuenta también que quien conociera la Oración del Duende estaba a salvo de él.

LA LEYENDA DEL RIO COATÁN

Los ancianos de la región relataban que hace mucho tiempo que por razones desconocidas la zona cayó en desolación y hubo hambre en el pueblo. Cuando la situación era crítica sucedió un milagro, las aguas del Río Coatán se secaron hasta quedar los peces en lo seco y los habitantes acudieron a él recogerlos en redes, canastos y costales, con lo que hubo suficiente alimento para mitigar el hambre por varios días.

(En: www.soconusco.com/soco/trad/index.html